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Incursión del ejército y la policía federal en nuestras instalaciones; Comunicado de la Comunidad Jesuita de San Judas Tadeo y el Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi A.C.

10 de febrero de 2012

Viernes 10 de febrero de 2012, por acuddeh

Queremos hacer patente y manifestar nuestra gran preocupación por lo sucedido.

Es inadmisible que en un estado de derecho, sean vulnerados los derechos
humanos mediante la irrupción arbitraria de las fuerzas del estado sin que medie ninguna orden judicial, sin presentar identificación. Así mismo, queremos dejar constancia que desaprobamos totalmente los hechos.

Esta irrupción de las fuerzas estatales, federales y el ejército muestra de manera clara que la actual política de seguridad, lejos de resolver los problemas, agrava la vulnerabilidad de la población que está sujeta a este tipo de abusos a partir de medidas tan cuestionables como las denuncias anónimas. No debe olvidarse que esta agresión se da contra un centro de derechos humanos que ha mostrado su compromiso con la comunidad y ha denunciado de manera constante y fundada las violaciones a derechos humanos, por lo que los hechos constituyen una clara agresión y pretenden enviar un mensaje intimidatorio contra las defensoras y defensores
de derechos humanos.

Comunicado de la Comunidad Jesuita de San Judas Tadeo y el Centro de
Derechos Humanos Juan Gerardi A.C.

Asunto: Incursión del ejército y la policía federal en nuestras instalaciones.

El día de ayer 9 de febrero siendo aproximadamente las 8 de la noche, el Ejército, la Policía Federal y la Policía Estatal, a bordo de 5 camionetas llegaron a las instalaciones de la Parroquia de San Judas Tadeo en Torreón Coah, dentro de las cuales se encuentran también las oficinas del centro de Derechos Humanos Juan Gerardi A.C. y sin presentar ninguna orden judicial, sin identificarse ni solicitar permiso para ingresar, entraron a nuestras instalaciones del centro. En ese momento nos encontrábamos laborando en las oficinas del centro 2 personas y también se encontraba una menor de edad, cuando intempestivamente llegaron un policía federal y un soldado y comenzaron a pedir información de lo que ahí hacíamos. Les dijimos que era
un Centro de Derechos Humanos. Nos preguntaron que si era parte de la Iglesia y dijimos que si. De nuestra parte pedimos se nos explicara que es lo que sucedía, que porqué estaban ahí. Nos respondieron que buscaban droga por que había una denuncia anónima. Nos pidieron que les dijéramos por donde subir a las azoteas, a lo que nosotros respondimos que tenían que pedir permiso. Nos respondió uno de ellos, que ellos no pedían permiso. “imagínese que andemos pidiendo permiso, mientras hacemos eso, los malandros nos agarran” dijo un soldado. Avanzaron más hacia dentro de
las instalaciones y comenzaron por revisar todo cuanto se encontraba en la
oficina. El baño, la bodega, el closet, la alacena, las cajas con ropa y mobiliario donde guardamos la papelería. Enseguida mientras se revisaba, el soldado cuestionó a una de nuestras colaboradoras si ella era abogada, ella respondió que NO, y el soldado afirmó que le parecía raro que hubiera un centro de derechos humanos dentro de una iglesia católica. Acto seguido visualizaron hacia una parte por la ventana donde se encuentra una pequeña terraza y dijo el militar reconocer el lugar y afirmó que ya habían entrado a esa parte de las instalaciones. Posteriormente al no encontrar nada de su interés decidieron salirse del lugar y nosotros detrás de ellos. En ese momento nos percatamos de la cantidad de efectivos que se encontraban apostados en el área del atrio. Se podían contar por varias decenas entre militares y policías federales. También nos percatamos que varios soldados habían ingresado al área de las criptas en donde se encuentran los nichos de personas fallecidas en donde también estuvieron revisando. Mientras tanto en las instalaciones parroquiales también estuvieron hablando con el encargado de la administración. El nos testimonia que se acercaron a él 4 elementos armados y uno de ellos, aparentemente policía federal, comenzó a cuestionarlo sobre la presencia de vendedores de droga y /o delincuentes entre las inmediaciones de la Parroquia. También supimos que estuvieron cuestionando al sacristán sobre la presencia de drogadictos en las instalaciones parroquiales.

Queremos hacer patente y manifestar nuestra gran preocupación por lo sucedido.

Es inadmisible que en un estado de derecho, sean vulnerados los derechos
humanos mediante la irrupción arbitraria de las fuerzas del estado sin que medie ninguna orden judicial, sin presentar identificación. Así mismo, queremos dejar constancia que desaprobamos totalmente los hechos.

Esta irrupción de las fuerzas estatales, federales y el ejército muestra de manera clara que la actual política de seguridad, lejos de resolver los problemas, agrava la vulnerabilidad de la población que está sujeta a este tipo de abusos a partir de medidas tan cuestionables como las denuncias anónimas. No debe olvidarse que esta agresión se da contra un centro de derechos humanos que ha mostrado su compromiso con la comunidad y ha denunciado de manera constante y fundada las violaciones a derechos humanos, por lo que los hechos constituyen una clara agresión y pretenden enviar un mensaje intimidatorio contra las defensoras y defensores
de derechos humanos.

Exigimos a las autoridades una investigación exhaustiva sobre las violaciones a derechos humanos para deslindar responsabilidades y poner las medidas
necesarias para evitar que estos actos se repitan en lo futuro.

ATENTAMENTE

José María Castillo Plasencia S.J.

Párroco

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